‘Manos que rompen el silencio’ es el título de un programa intergeneracional que se desarrolla en la residencia Orpea Estremera y que a finales del año pasado fue galardonado con el Premio Educadores otorgado por la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid.

Esta iniciativa tiene como finalidad romper las barreras de comunicación entre niños y mayores a través del lenguaje de signos. Gracias a este programa, las personas mayores que tienen alguna dificultad para comunicarse de manera oral por trastorno del lenguaje, hipoacusia o problemas de habla aprenden lenguaje de signos, lo que les permite expresar lo que desean o necesitan en cada momento.

María Ángeles De Lara, técnico de Animación Sociocultural de Orpea Estremera y responsable del programa explica que la idea surgió en el año 2018, como una herramienta para romper las barreras comunicativas entre los mayores y los profesionales con el objetivo de mejorar su calidad de vida. "Su diseño se basa en un proyecto universitario que realicé años atrás, cuando me formaba como educadora social. Y los beneficios que aporta son muy significativos. Por un lado, a las personas mayores les ayuda a reducir las barreras comunicativas con el personal sociosanitario, promoviendo su atención integral; a mejorar su calidad de vida convirtiéndoles en sujetos activos de su propia transformación; a mejorar sus expectativas vitales, aumentando los niveles de satisfacción y mejorando su estado de ánimo; y a favorecer las relaciones sociales. Por otro lado, a los niños les fomenta la mejora competitiva en capacitación, formación en valores y solidaridad; impulsa el trabajo en equipo; les ayuda a superar estereotipos edadistas; y les estimula la conciencia empática", detalla De Lara.

La implementación del programa también es novedosa, se utiliza la metodología aprendizaje-servicio (ApS). 

El ApS es una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto, bien articulado, donde los participantes aprenden a trabajar sobre una necesidad real con la finalidad de mejorarla. “En definitiva, el aprendizaje-servicio es un método para unir el compromiso social con el aprendizaje de conocimientos, habilidades, actitudes y valores. Aprendemos a ser competentes siendo útiles a los demás”, señala esta terapeuta.

A través de talleres dinámicos, participativos, interactivos y entretenidos, los profesionales de Orpea Estremera enseñan a los residentes unos signos básicos. Para ello utilizan cuatro paneles elaborados por los terapeutas que se colocan en una sala y que sirven de guía para los profesionales del centro. Estos paneles muestran tips pedagógicos que exponen, de forma sencilla, las unidades didácticas que van a aprender los mayores: saludos, orientación temporal y espacial, expresiones de satisfacción y gustos, palabras que muestran necesidades básicas como dolor, sed, baño, frío,... todo ello se trabaja con los residentes.

A continuación, se organizan una serie de actividades intergeneracionales en las que los mayores enseñan lo aprendido a los niños de 6º de Primaria de un colegio cercano, realizando también diversos talleres participativos y dinámicos.